lunes, 14 de mayo de 2018

Entrevista a Slavoj Žižek

Hoy nos visita un personaje polémico, formado en su Eslovenia natal y posteriormente en Francia, pocos pensadores de este siglo han conseguido suscitar a la vez tanta aversión y admiración a partes iguales, tanto en la derecha política como en la izquierda, Zizek no es un hombre demasiado querido.
El esloveno no encaja en tu clásica imagen del filósofo, más bien parece una estrella del rock venida a menos, con cierto sobrepeso, barba desaseada, mirada perdida, la cosa parece ir a peor en cuanto arranca a hablar, se expresa con un inglés rudimentario, el mismo con el que da sus entrevistas, cargado de un potente acento eslavo, mientras que gesticula de una forma exagerada, casi ofensiva, se lo hago notar y se ríe a carcajadas "Es el café español" me dice con cierto tono irónico, porque si algo tiene este hombre que se encuentra ante mi, es sentido del humor.

Más de 70 libros, innumerables conferencias y hasta 3 documentales ¿Zizek siempre tiene algo que decir?

S.Z: Para la mayor parte de la gente lo fácil es callarse y asentir, es mucho más sencillo seguirle el rollo a la ideología dominante, aunque la mayoría de la población ni se moleste en tratar de entenderla a la gente le gusta ser políticamente correcta, para mi lo fácil ha sido siempre molestar, meter el dedo en la yaga, lo hacía en Yugoslavia con 25 años y lo hago ahora con casi 70.

Eslovenia, su país natal, entró a la UE en el año 2007, en aquel entonces la crisis económica que algunos llaman Gran Recesión empezaba a atisbarse en el horizonte, pero Europa parecía el único camino, hoy se habla de refundación ¿Qué ha fallado?

Europa como proyecto político, en su totalidad, ha fallado únicamente a las clases medias y populares, que han visto destruido su estado de bienestar, sustituido por las políticas neoliberales impuestas desde Bruselas, para las élites económicas, Europa ha funcionado a la perfección.

Sin embargo, la crisis de los refugiados y el populismo de extrema derecha parecen ser problemas insalvables...

La extrema derecha no ha desaparecido de Europa porque nadie se preocupó de eliminarla, en su momento, se decidió dejarla vivir, latente, buscando una convivencia relativamente pacífica, por supuesto, esa convivencia pacífica solo interesaba en el continente Europeo, mientras tanto Occidente sembraba la guerra en Oriente Medio, y ahora recoge lo que siembra.

Una crisis migratoria a nivel internacional.

Efectivamente, y su correspondiente respuesta política, la de Europa es una historia de una estrategia mal trazada, la extrema derecha ha necesitado 70 años para volver a asentarse entre la población, pero lo ha conseguido, la crisis de los refugiados ha sido el germen que se necesitaba para dinamitar ese sentimiento xenófobo.

¿El ciudadano de a pie es racista?

El ciudadano de a pie es alguien que reproduce la ideología que se encuentra a su alrededor, en la Alemania Nazi, el ciudadano de a pie era nazi, y cuando eso acabó, la mitad serían comunistas y la otra liberales, pero de lo que estamos seguro es que ninguno de los dos era nazi.
Lo que quiero decir con esto es que esa pretensión neoliberal de despolitizarlo todo, de vaciar de contenido la política y la economía, es absurda, ese caldo vació no es más que una placa de laboratorio para los movimientos fascistas, tal y como se esta viendo en Europa, la ideología, por mala que sea, siempre es mucho más potente que la no ideología.

¿Qué prescribe entonces usted a Europa?

Yo soy un firme creyente de los movimientos sociales, del inconformismo, los cambios nunca se van a dar desde el sistema, sino que se dan desde la gente que no es capaz de encajar dentro de el, que se cuestiona el papel de la ideología dominante, los movimientos sociales, los nuevos partidos de izquierda, tienen que construir redes en la sociedad civil, pero también tienen que acceder al poder, sin miedo, el poder es lo que les va a permitir cambiar las cosas, solo se necesita eso, que los movimientos de reacción, pasen a serlo también de acción, de lo contrario, la Europa neoliberal de Bruselas no va a aguantar otro asalto contra la extrema derecha.



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