lunes, 14 de mayo de 2018

Entrevista Owen Jones

Hoy recibimos en nuestro programa a un columnista y escritor británico actual, nacido en el seno de una familia humilde, se considera a él mismo como una persona de tendencias políticas de izquierdas, republicano y feminista.

Buenos días Owen, un placer tenerte aquí con nosotros esta tarde. Me gustaría comenzar, hablando de tu libro "Chavs: la demonización de la clase obrera". ¿Cuál es el significado de chavs, y explícanos la actualidad de esa clase obrera, de la que hablas en el libro?.

Antes que nada, agredecer la invitación a este programa. Bueno, simplemente, "chavs" hace referencia a las personas de clases humildes, mayoritariamente suelen ser jóvenes. La idea que intentaba plasmar en el libro es, que todo el mundo pertenece a una clase trabajadora, y erróneamente nos clasificamos dentro de una clase media acomodada, porque pensamos que esa clase obrera, surge de las minas y fábricas, es ahí donde radica el problema, en que hoy en día esa clase obrera ha pasado a trabajar en los supermercados u oficinas.

¿Cuál ha sido siempre una de las características principales de esta clase obrera?¿Es común esta característica tanto en la clase obrera actual con la de hace unos 70-80 años?.

Por supuesto que las características siguen siendo las mismas, lo único que cambia es el pensamiento y la participación que tomamos en el sistema. Principalmente la característica que ha definido a la clase obrera es, que a pesar de las diferencias entre ciudadanos propios de esta clase, todos comparten un interés común, en conflicto siempre con el interés de los de arriba, y que éstos últimos por lo tanto, lo intentan abolir. Ya sólo el mismo concepto de "clase", tiene un sentido de colectivismo y de causa con otras personas afines a uno mismo.

¿Cuál es el motivo por el que existe una diferencia de poder entre "los de arriba", como has mencionado, y el colectivo obrero?. Sólo hay que mirar el número de personas que hay entre un grupo y otro para ver quién tiene realmente el mando.

Este es uno de los grandes fallos que cometemos, el pensar que el poder es algo objetivo y que realmente, un mayor número de personas, implican mayor poder. El poder es de hecho, todo lo contrario, algo subjetivo, simplemente reside donde las personas creen que se encuentra, y no hay que ser una gran figura para tener poder sobre las masas.

Entonces, si todos los ciudadanos iniciásemos una revuelta popular en contra de los grandes empresarios y políticos, ¿Podríamos darle la vuelta al sistema aristócrata y crear una auténtica democracia, donde el pueblo sea el que toma verdaderamente las riendas?. 

Entiendo la crítica que hay implícita a la pregunta (en muchos sistemas políticos hay implantado una democracia que es puramente propagandística, ya que potencialmente y al final del todo, la decisión final la tienen las élites políticas y económicas), pero ese es un pensamiento idealista. En un principio si que supondría un comienzo de cambio y progreso, en el que el pueblo estaría motivado con verdaderos propósitos de reforma y mejora, pero al poco tiempo todo iría a menos. El pensamiento retórico termina por imponerse al racional y posterior a eso, empezarían a surgir los discursos demagogos y poco clarividentes, hasta llegar al punto anterior al que se estaba desde un principio, sin haber logrado nada.


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